viernes, 4 de marzo de 2022

Comercios centenarios VI

Café Varela 

El Café Varela es uno de los históricos cafés madrileños que nacen a finales del siglo diecinueve. De hecho, se sabe del café Varela en la calle de Preciados desde 1884, fecha en la que Silvestre Díaz Varela abrió las puertas de un establecimiento que ofrecería más tarde escaparates no solo a la calle Preciados, sino también a la calle Veneras, y terminaría por convertirse en un acogedor espacio donde la flor y nata de varias generaciones de escritores y artistas se darían cita. 

En sus famosas tertulias participaron los hermanos Machado, Pío Baroja, Miguel de Unamuno o el poeta Emilio Carrere, que escribió gran parte de su obra en las mesas del café, y que recibe el merecido homenaje de una placa conmemorativa en el café actual. Tras un breve paréntesis durante la Guerra Civil, volverían allí las tertulias con personajes como Antonio Mingote, Rafael Azcona y Gloria Fuertes. La música tendría también su lugar en el café Varela, donde a finales de los años cuarenta y durante los cincuenta eran frecuentes las actuaciones en directo: la voz de Olga Ramos, por ejemplo, era común en el local. En esas décadas la propiedad del café estuvo en manos de José del Valle. El antiguo café Varela cerró como tal a finales de los años cincuenta, pero hace poco ha reabierto sus puertas como cafetería y restaurante, con esa mezcla de recuerdos, de sabor a antiguo y a moderno, con el que deleitar a los clientes que cruzan su entrada.
Calle de Preciados, 37












Se trata de una tienda de tradición familiar cuyo origen es una ebanistería en donde se vendían muebles de estilo sevillano. A éstos se van añadiendo paulatinamente otros productos, como la cerámica, forja artística y esparto. El padre del dueño actual, Marcelino Arjona, se acabó decantando por la venta de cerámica artesanal. De los antiguos productos quedan vestigios en la tienda: mesas, anaqueles y sillas, ruedos de esparto donde se apoyaban las jarras de cerámica, o los hierros de forja artísticos para sujetar platos, maceteros y farolillos. Son artesanos especialistas en cerámicas de muchas zonas de España, principalmente de Talavera, Toledo, Alcora, Sevilla, Puente del Arzobispo, Manises, Granada, Onda y Ribesalbes. La tienda conserva una fachada muy curiosa, ya que está realizada con azulejos procedentes de derribos de palacios e iglesias.
Calle de Isabel la Católica, 2







El referente en la reparación de sillas y muebles de rejilla.
No existe ningún rotulo exterior que indique que existe esta rejillería artesanal, pero a través de los cristales de la puerta de madera se puede ver a Jose Luis López, cuarta generación de esta familia de artesanos dedicados al oficio de poner rejilla y anea en sillas y muebles.
El padre de José Luis, Fidel, nació en 1910 en la casa familiar que ocupaba la trastienda del comercio, cosa habitual en la época, ya que ahorraba alquileres de vivienda y desplazamientos. A los oficiales, especialistas en las diversas partes de la fabricación, se les ofrecía sueldo y una cama en el sótano o en la cueva. Fidel comienza su aprendizaje a los doce anños, su hermana Juana a los once.
Entre sus clientes ilustres podemos nombrar trabajos realizados para el Palacio Real, la Torre de Madrid, los Reyes de Bélgica, el Casino de Madrid, el Museo del Prado, el Hotel Palace o los restaurantes Hollywood.
Calle de Isabel la Católica, 7






Taberna la Bola 
Cocido Madrileño en pucheros individuales sobre carbón de encina.
En 1870, Cándida Santos, una asturiana conocida como “La Rayúa”, convirtió una vieja botillería en un restaurante famoso por su cocido. Se dice que era el preferido de la Familia Real, guisado sobre un fogón de ascuas de encina. Sus famosos cocidos eran de tres tipos (de más a menos barato): el de obreros y empleados era el más sencillo y el más temprano. El de estudiantes, a media mañana, incluía carne de gallina y el de las dos de la tarde, especial para políticos y periodistas, era el más completo, ya que llevaba carne y tocino. Por este restaurante, donde la 6ª Generación, sigue sirviendo el cocido en el tradicional puchero de barro, han pasado personajes como Ava Gardner, José Antonio Primo de Rivera o Manuel Azaña, y sirvió de escenario para, al menos, una docena de películas.
Calle de la Bola, 5





Una de las mayores colecciones privadas de pianos del país y de Europa.
El taller de pianos ha tenido desde su fundación, en 1814, distintas filiaciones: Hosseschrueders, Hosseschrueders y sobrinos, y Hazen, así como varios domicilios en la ciudad: Hortaleza, Luna, Valverde, Plaza de Bilbao, Fuencarral, Andrés Segovia, Juan Bravo y, finalmente, Arrieta. El holandés Jan Hosseschrueders Melsen y sus sobrinos, Juan y Pedro Hazen, dan vida al taller, consiguiendo medallas en las exposiciones industriales de 1827, 1828, 1831 y 1842, otorgadas por los reyes Fernando VII e Isabel II. Juan Hazen Álamo, abuelo de la actual generación, se dedica a comercializar otras marcas de pianos españoles y extranjeros. Cierra el taller para dedicarse sólo a la comercialización, pasando de fabricar 150 pianos en una década a importar 300 al año. Actualmente, poseen en Las Rozas una de las mayores colecciones privadas de pianos del país y de Europa.
Calle de Arrieta, 8







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© Ángela

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