Finca Vista Alegre - Puerta Real
Calle de General Ricardos, 179
🚇 Oporto
Los jardines de Vista Alegre, diseñados por diferentes arquitectos y jardineros para varios propietarios a lo largo de diversas épocas, forman un conjunto extraordinariamente variado de jardines de sombra, geométricos, de plantas exóticas y de propósito ornamental o rústico de carácter productivo.
La Estufa Grande es una edificación longitudinal, organizada a partir de una rotonda central de la que originalmente partían dos grandes naves destinadas a albergar las plantas, rematadas en sus extremos por sendos pabellones, uno de servicio y otro destinado al Baño de la Reina, pieza que aún se conserva.
A principios del siglo XX, siendo ya la finca propiedad del Estado, el Palacio Viejo fue remodelado para albergar el Colegio de Huérfanas de Militares de la Unión. Finalizada la guerra, las Hijas de la Caridad volvieron a Vista Alegre, haciéndose cargo del colegio. Actualmente el Palacio es sede del Istituto Superior Madrileño de Innovación Educativa (ISMIE)
El núcleo principal, al sureste del Palacio Viejo y la Estufa, es un “jardín romántico” de trazados sinuosos que posibilitaban la sorpresa y la sucesión de escenas. El recorrido arrancaba en la plazoleta semicircular situada en el eje del Palacio Viejo, llamada de Las Estatuas por estar enmarcada por diez esculturas de mármol de las que solo se conservan sus pedestales.
Actualmente esta casa es sede del Centro de Educación de Personas Adultas Vista Alegre.
Las caballerizas, proyectadas por el arquitecto Pascual y Colomer, se levantaron para alojar a los animales de tiro y otras bestias de trabajo, como las mulas de las norias de sangre. Aquí se guardaban también, entre otros carruajes, los coches descubiertos, utilizados para el paseo.
Este espacio arqueológico nos muestra los restos constructivos de una fábrica de jabón, una de las muchas que, asentadas en Carabanchel, surtían de este producto de limpieza a las lavanderas de la ribera del Manzanares.
El gran edificio se organizaba en almacenes, patios y tinajeros para contener aceite, base para la obtención del jabón. Sabemos de la existencia en estos espacios de la actividad fabril desde el siglo XVII, perteneciendo antes de la compra por la reina a los poderosos Cinco Gremios Mayores de Madrid.
Tras pasar a ser Real Posesión se transformó en la Casa de Oficios de la Quinta de Vista Alegre, cuerpo de apoyo y de servicio para sus palacios. La planta noble fue acondicionada como residencia palaciega para el morganático Agustín Fernando Muñoz, de ahí el sobrenombre La Casa del Duque con el que también fue conocida.
Este ejemplar está incluido en el Catálogo Regional de la Comunidad de Madrid en la categoría de “Árbol Singular” por su extraordinario tamaño. Las medidas del Cedro de Vista Alegre, en 2018, eran 5 metros de circunferencia y 35 metros de altura aproximada. Podría ser el cedro más antiguo de Madrid, dado que se habría plantado alrededor de 1800.
El 12 de mayo de 1886 el fuerte ciclón que arrasó Madrid ocasionó graves daños en el arbolado de la finca. Este cedro y un ciprés junto a la galería del Palacio Viejo son los ejemplares que continúan en el jardín desde entonces.
El Jardín romántico estaba surcado de este a oeste por un río artificial navegable de casi un kilómetro de longitud, cuyos márgenes podían ser recorridos a pie dando acceso a las distintas “escenas del jardín”.
La Ría nace junto a la Plaza de las Estatuas en una montaña artificial de la que brota una cascada de agua. Su trazado sinuoso atravesaba la zona de juegos y el bosque, para desembocar en un estanque con una isla baluarte de planta estrellada, a la que se accedía desde las falúas de recreo, de la que solo queda actualmente la huella en el terreno.
La prensa y literatura de su tiempo se hicieron eco del choque de dos de esas barcas que provocó la caída al agua de un gran número de damas engalanadas.
Cuando el marqués de Salamanca adquirió la Real Posesión, las obras estaban sin completar y el Palacio nunca había sido habitado. Sí se encontraba terminado el pórtico, formado por las grandes columnas reaprovechadas del proyecto de Isidro González Velázquez para la Plaza de Oriente, y concluida la decoración de la gran cúpula del vestíbulo, realizada por José Evaristo Pannuci.
El arquitecto Narciso Pascual y Colomer continuó las obras con la creación de una nueva fachada hacia el jardín posterior y una gran escalera para acceder al Palacio desde el camino procedente de la nueva puerta, la famosa Puerta Bonita.
En el interior, las estancias privadas y los grandes salones para el lucimiento de la colección de arte y antigüedades del marqués fueron completados por Federico Madrazo con pinturas de techos y paredes, e iluminados con las primeras luces eléctricas. Otros espacios, como el “fumoir” o salón árabe, se decoraron según la tendencia de recrear ambientes exóticos tan de moda en la época.
Las mayores alteraciones del Palacio fueron fruto de las adaptaciones hechas por las instituciones benéficas y educativas que lo ocuparon a lo largo del siglo XX, desde que en 1887 se instalara en él el Asilo de Inválidos del Trabajo, hasta el 2008, año en que se trasladó el Centro Público de Educación Especial María Soriano, última de las instituciones en ocupar el edificio
El Palacio generó en torno a sí una serie de jardines de carácter variado: “El Parterre” neoclásico, de trazados geométricos, y “El Giardino", de tradición napolitana, que organizaba en terrazas el jardín posterior y la huerta.
Frente a la fachada principal del Palacio se sitúa El Parterre, configurado por setos que dibujan un jardín para ser visto desde el interior de las estancias palaciegas. Su trazado está organizado alrededor de tres fuentes circulares, una central más grande y dos laterales, diseñadas por Narciso Pascual y Colomer. La fuente central, de los Caballos, se adorna con un grupo escultórico de caballos rampantes, a los que debe su nombre.