Finca Vista Alegre - Puerta Real
Calle de General Ricardos, 179
🚇 Oporto
Los jardines de Vista Alegre, diseñados por diferentes arquitectos y jardineros para varios propietarios a lo largo de diversas épocas, forman un conjunto extraordinariamente variado de jardines de sombra, geométricos, de plantas exóticas y de propósito ornamental o rústico de carácter productivo.
El itinerario visitable incluye los jardines y elementos más representativos de la quinta decimonónica; el Jardín Romántico, la Plaza de las Estatuas, la Ría y el Parterre. Los palacios, edificaciones y elementos singulares se encuentran en distintas fases de su rehabilitación.
Los Carabancheles fueron desde el siglo XVIII uno de los lugares de recreo predilectos de la alta burguesía y la nobleza de Madrid por su cercanía a la corte y por su clima saludable.
El 8 de marzo de 1832 María Cristina de Borbón adquirió un establecimiento público situado en el camino de Carabanchel y Fuenlabrada. Durante los años siguientes compró propiedades a ambos lados de esta vía y, con el propósito de unirlas, desvió el camino por el norte, en lo que hoy es calle del General Ricardos. La Reina ordenó las obras de trasformación de las edificaciones existentes, la construcción de otras nuevas y la creación de un jardín inspirado en la pintura del paisaje. En pocos años se levantaron caballerizas e invernaderos, se iniciaron las obras del Palacio Nuevo y se plantaron casi veinte mil árboles y arbustos que configuraron paseos y plazas. Se construyó una ría navegable y se diseminaron fuentes y pequeñas construcciones entre los bosquetes.Las vicisitudes políticas de la época llevaron al exilio a María Cristina, que cedió la finca de Vista Alegre a sus hijas, la reina Isabel II y la infanta Luisa Fernanda. La finca fue adquirida en 1859 por D. José de Salamanca y Mayol, que hizo de ella el escenario de frecuentes fiestas y celebraciones. Tras la venta de su palacio de Recoletos, Vista Alegre fue su residencia habitual hasta su muerte en 1883.
En el año 1886 los herederos del marqués de Salamanca vendieron la finca al Estado Español para que fuese dedicada a la beneficencia, lo que obligó a realizar grandes reformas para la adaptación a los nuevos fines. A su vez, los terrenos del jardín comenzaron a ser ocupados por edificaciones de nueva construcción que provocaron la fragmentación interna de la finca.
Las estufas eran espacios calefactados
destinados al cultivo de plantas exóticas, la gran pasión de la
jardinería romántica. La Real Posesión contaba con tres; la Estufa
Grande y otras dos más pequeñas, además de una naranjera circular, que
cobijaba en invierno los grandes tiestos de cítricos. La Quinta disponía
también de dos invernáculos, construcciones que conseguían un ambiente
templado con un mural de vidrio hacia el sur y protecciones de esteras.
La Estufa Grande es una edificación longitudinal, organizada a partir de una rotonda central de la que originalmente partían dos grandes naves destinadas a albergar las plantas, rematadas en sus extremos por sendos pabellones, uno de servicio y otro destinado al Baño de la Reina, pieza que aún se conserva.
La Estufa Grande es una edificación longitudinal, organizada a partir de una rotonda central de la que originalmente partían dos grandes naves destinadas a albergar las plantas, rematadas en sus extremos por sendos pabellones, uno de servicio y otro destinado al Baño de la Reina, pieza que aún se conserva.
Parcialmente destruida durante la Guerra
Civil, el ala hoy en pie, adyacente al Palacio Viejo fue reconstruida
por la Dirección General de Regiones Devastadas con proyecto de Manuel
Martínez Chumillas. De la construcción del invernadero original se
conservan, en el ala opuesta, el muro de cierre del edificio hacia el
norte y las piezas pétreas de apoyo de su estructura ligera.
La bañera es una singular pieza de forma circular y escalones concéntricos, realizada en mármol color caramelo, que ejemplifica la doble función lúdica y productiva de los invernaderos. El baño y la estancia estaban alimentados por el mismo circuito de calor y vapor que recreaba en la Estufa el clima tropical idóneo para el cultivo de especies traídas desde otras latitudes.
Es el núcleo fundacional de Vista Alegre. El edificio actual se levanta sobre la primitiva Casa de Baños de Vista Alegre, un establecimiento de recreo que, siguiendo la moda de los que existían a las afueras de Londres o París, se popularizó como lugar de ocio entre los madrileños.
El edificio contaba con salas para el baño, casino, salones, y un jardín posterior donde disfrutar de la música y de los espectáculos al aire libre. Al Palacio Viejo se le anexionó La Estufa Grande, formando ambos una pantalla que protegía la intimidad del jardín de las miradas de los transeúntes.
A principios del siglo XX, siendo ya la finca propiedad del Estado, el Palacio Viejo fue remodelado para albergar el Colegio de Huérfanas de Militares de la Unión. Finalizada la guerra, las Hijas de la Caridad volvieron a Vista Alegre, haciéndose cargo del colegio. Actualmente el Palacio es sede del Istituto Superior Madrileño de Innovación Educativa (ISMIE)
A principios del siglo XX, siendo ya la finca propiedad del Estado, el Palacio Viejo fue remodelado para albergar el Colegio de Huérfanas de Militares de la Unión. Finalizada la guerra, las Hijas de la Caridad volvieron a Vista Alegre, haciéndose cargo del colegio. Actualmente el Palacio es sede del Istituto Superior Madrileño de Innovación Educativa (ISMIE)
A pesar de que los jardines de Vista Alegre no tuvieron una concepción unitaria, por haber sido diseñados por diferentes arquitectos y jardineros para varios propietarios a lo largo de diversas épocas, durante la etapa del marqués de Salamanca se logró una satisfactoria integración del diseño de los distintos ámbitos, dando lugar a un conjunto extraordinariamente variado de jardines de sombra, geométricos, de plantas exóticas y de propósito ornamental o rústico de carácter productivo.
El núcleo principal, al sureste del Palacio Viejo y la Estufa, es un “jardín romántico” de trazados sinuosos que posibilitaban la sorpresa y la sucesión de escenas. El recorrido arrancaba en la plazoleta semicircular situada en el eje del Palacio Viejo, llamada de Las Estatuas por estar enmarcada por diez esculturas de mármol de las que solo se conservan sus pedestales.
El núcleo principal, al sureste del Palacio Viejo y la Estufa, es un “jardín romántico” de trazados sinuosos que posibilitaban la sorpresa y la sucesión de escenas. El recorrido arrancaba en la plazoleta semicircular situada en el eje del Palacio Viejo, llamada de Las Estatuas por estar enmarcada por diez esculturas de mármol de las que solo se conservan sus pedestales.
A mediados del siglo XX se amplió el Palacio Viejo, anexionándose el edificio de Bella Vista y construyéndose una galería para unir ambas construcciones.
La casa de Bella Vista fue biblioteca y gabinete de ciencias durante el periodo de la Real Posesión, y contaba con herbarios, colecciones de animales disecados, laboratorio e invernáculo propio. Tras la cesión de la finca al Estado se trasformó para acoger el Colegio de Ciegos de Santa Catalina.
Actualmente esta casa es sede del Centro de Educación de Personas Adultas Vista Alegre.
Actualmente esta casa es sede del Centro de Educación de Personas Adultas Vista Alegre.
Caballerizas
Las caballerizas, proyectadas por el arquitecto Pascual y Colomer, se levantaron para alojar a los animales de tiro y otras bestias de trabajo, como las mulas de las norias de sangre. Aquí se guardaban también, entre otros carruajes, los coches descubiertos, utilizados para el paseo.
Las caballerizas, proyectadas por el arquitecto Pascual y Colomer, se levantaron para alojar a los animales de tiro y otras bestias de trabajo, como las mulas de las norias de sangre. Aquí se guardaban también, entre otros carruajes, los coches descubiertos, utilizados para el paseo.
Casa de Oficios
Este espacio arqueológico nos muestra los restos constructivos de una fábrica de jabón, una de las muchas que, asentadas en Carabanchel, surtían de este producto de limpieza a las lavanderas de la ribera del Manzanares.
El gran edificio se organizaba en almacenes, patios y tinajeros para contener aceite, base para la obtención del jabón. Sabemos de la existencia en estos espacios de la actividad fabril desde el siglo XVII, perteneciendo antes de la compra por la reina a los poderosos Cinco Gremios Mayores de Madrid.
Tras pasar a ser Real Posesión se transformó en la Casa de Oficios de la Quinta de Vista Alegre, cuerpo de apoyo y de servicio para sus palacios. La planta noble fue acondicionada como residencia palaciega para el morganático Agustín Fernando Muñoz, de ahí el sobrenombre La Casa del Duque con el que también fue conocida.
Este espacio arqueológico nos muestra los restos constructivos de una fábrica de jabón, una de las muchas que, asentadas en Carabanchel, surtían de este producto de limpieza a las lavanderas de la ribera del Manzanares.
El gran edificio se organizaba en almacenes, patios y tinajeros para contener aceite, base para la obtención del jabón. Sabemos de la existencia en estos espacios de la actividad fabril desde el siglo XVII, perteneciendo antes de la compra por la reina a los poderosos Cinco Gremios Mayores de Madrid.
Tras pasar a ser Real Posesión se transformó en la Casa de Oficios de la Quinta de Vista Alegre, cuerpo de apoyo y de servicio para sus palacios. La planta noble fue acondicionada como residencia palaciega para el morganático Agustín Fernando Muñoz, de ahí el sobrenombre La Casa del Duque con el que también fue conocida.
Cedro
Cedrus libani A.Rich. El nombre genérico proviene del latín cedrus, y éste del griego kédros, que en tiempos de Homero designaba a una conífera de madera aromática, como la de los cedros. Originario del Líbano y suroeste de Turquía, donde es más abundante, se introdujo en Inglaterra en 1638 y en Aranjuez en 1787, desde donde vino a Madrid.
Este ejemplar está incluido en el Catálogo Regional de la Comunidad de Madrid en la categoría de “Árbol Singular” por su extraordinario tamaño. Las medidas del Cedro de Vista Alegre, en 2018, eran 5 metros de circunferencia y 35 metros de altura aproximada. Podría ser el cedro más antiguo de Madrid, dado que se habría plantado alrededor de 1800.
El 12 de mayo de 1886 el fuerte ciclón que arrasó Madrid ocasionó graves daños en el arbolado de la finca. Este cedro y un ciprés junto a la galería del Palacio Viejo son los ejemplares que continúan en el jardín desde entonces.
Este ejemplar está incluido en el Catálogo Regional de la Comunidad de Madrid en la categoría de “Árbol Singular” por su extraordinario tamaño. Las medidas del Cedro de Vista Alegre, en 2018, eran 5 metros de circunferencia y 35 metros de altura aproximada. Podría ser el cedro más antiguo de Madrid, dado que se habría plantado alrededor de 1800.
El 12 de mayo de 1886 el fuerte ciclón que arrasó Madrid ocasionó graves daños en el arbolado de la finca. Este cedro y un ciprés junto a la galería del Palacio Viejo son los ejemplares que continúan en el jardín desde entonces.
Ría
El Jardín romántico estaba surcado de este a oeste por un río artificial navegable de casi un kilómetro de longitud, cuyos márgenes podían ser recorridos a pie dando acceso a las distintas “escenas del jardín”.
La Ría nace junto a la Plaza de las Estatuas en una montaña artificial de la que brota una cascada de agua. Su trazado sinuoso atravesaba la zona de juegos y el bosque, para desembocar en un estanque con una isla baluarte de planta estrellada, a la que se accedía desde las falúas de recreo, de la que solo queda actualmente la huella en el terreno.
La prensa y literatura de su tiempo se hicieron eco del choque de dos de esas barcas que provocó la caída al agua de un gran número de damas engalanadas.
El Jardín romántico estaba surcado de este a oeste por un río artificial navegable de casi un kilómetro de longitud, cuyos márgenes podían ser recorridos a pie dando acceso a las distintas “escenas del jardín”.
La Ría nace junto a la Plaza de las Estatuas en una montaña artificial de la que brota una cascada de agua. Su trazado sinuoso atravesaba la zona de juegos y el bosque, para desembocar en un estanque con una isla baluarte de planta estrellada, a la que se accedía desde las falúas de recreo, de la que solo queda actualmente la huella en el terreno.
La prensa y literatura de su tiempo se hicieron eco del choque de dos de esas barcas que provocó la caída al agua de un gran número de damas engalanadas.
El Palacio Nuevo o del marqués de Salamanca fue ordenado construir por la reina María Cristina en los terrenos adquiridos a los Cinco Gremios Mayores. Su construcción aprovecha cimientos y muros de las naves de almacenes y calderas de una fábrica de jabón.
Cuando el marqués de Salamanca adquirió la Real Posesión, las obras estaban sin completar y el Palacio nunca había sido habitado. Sí se encontraba terminado el pórtico, formado por las grandes columnas reaprovechadas del proyecto de Isidro González Velázquez para la Plaza de Oriente, y concluida la decoración de la gran cúpula del vestíbulo, realizada por José Evaristo Pannuci.
El arquitecto Narciso Pascual y Colomer continuó las obras con la creación de una nueva fachada hacia el jardín posterior y una gran escalera para acceder al Palacio desde el camino procedente de la nueva puerta, la famosa Puerta Bonita.
En el interior, las estancias privadas y los grandes salones para el lucimiento de la colección de arte y antigüedades del marqués fueron completados por Federico Madrazo con pinturas de techos y paredes, e iluminados con las primeras luces eléctricas. Otros espacios, como el “fumoir” o salón árabe, se decoraron según la tendencia de recrear ambientes exóticos tan de moda en la época.
Las mayores alteraciones del Palacio fueron fruto de las adaptaciones hechas por las instituciones benéficas y educativas que lo ocuparon a lo largo del siglo XX, desde que en 1887 se instalara en él el Asilo de Inválidos del Trabajo, hasta el 2008, año en que se trasladó el Centro Público de Educación Especial María Soriano, última de las instituciones en ocupar el edificio
Cuando el marqués de Salamanca adquirió la Real Posesión, las obras estaban sin completar y el Palacio nunca había sido habitado. Sí se encontraba terminado el pórtico, formado por las grandes columnas reaprovechadas del proyecto de Isidro González Velázquez para la Plaza de Oriente, y concluida la decoración de la gran cúpula del vestíbulo, realizada por José Evaristo Pannuci.
El arquitecto Narciso Pascual y Colomer continuó las obras con la creación de una nueva fachada hacia el jardín posterior y una gran escalera para acceder al Palacio desde el camino procedente de la nueva puerta, la famosa Puerta Bonita.
En el interior, las estancias privadas y los grandes salones para el lucimiento de la colección de arte y antigüedades del marqués fueron completados por Federico Madrazo con pinturas de techos y paredes, e iluminados con las primeras luces eléctricas. Otros espacios, como el “fumoir” o salón árabe, se decoraron según la tendencia de recrear ambientes exóticos tan de moda en la época.
Las mayores alteraciones del Palacio fueron fruto de las adaptaciones hechas por las instituciones benéficas y educativas que lo ocuparon a lo largo del siglo XX, desde que en 1887 se instalara en él el Asilo de Inválidos del Trabajo, hasta el 2008, año en que se trasladó el Centro Público de Educación Especial María Soriano, última de las instituciones en ocupar el edificio
El Parterre
En 1859 D. José de Salamanca y Mayol rehabilitó completamente la finca y sus jardines y retomó las obras del Palacio Nuevo.
El Palacio generó en torno a sí una serie de jardines de carácter variado: “El Parterre” neoclásico, de trazados geométricos, y “El Giardino", de tradición napolitana, que organizaba en terrazas el jardín posterior y la huerta.
Frente a la fachada principal del Palacio se sitúa El Parterre, configurado por setos que dibujan un jardín para ser visto desde el interior de las estancias palaciegas. Su trazado está organizado alrededor de tres fuentes circulares, una central más grande y dos laterales, diseñadas por Narciso Pascual y Colomer. La fuente central, de los Caballos, se adorna con un grupo escultórico de caballos rampantes, a los que debe su nombre.
El Palacio generó en torno a sí una serie de jardines de carácter variado: “El Parterre” neoclásico, de trazados geométricos, y “El Giardino", de tradición napolitana, que organizaba en terrazas el jardín posterior y la huerta.
Frente a la fachada principal del Palacio se sitúa El Parterre, configurado por setos que dibujan un jardín para ser visto desde el interior de las estancias palaciegas. Su trazado está organizado alrededor de tres fuentes circulares, una central más grande y dos laterales, diseñadas por Narciso Pascual y Colomer. La fuente central, de los Caballos, se adorna con un grupo escultórico de caballos rampantes, a los que debe su nombre.
Fuente de los Caballos
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