Antesala del Salón de Lectura María Moliner
Biblioteca Nacional
Pº de Recoletos, 20
🚇Colon, Serrano Alonso Martínez
Se puede ver hasta el 27 de agosto. Entrada gratuita y libre hasta completar el aforo. Se recomienda la reserva de entradas.
Visitas con guía de la BNE: lunes, miércoles y viernes a las 11h. y a las 16 h. Imprescindible inscripción previa.
La Biblioteca Nacional de España atesora uno de los Beatos más célebres de los aproximadamente cuarenta ejemplares que, entre códices y fragmentos, hemos conservado de la Edad Media. Con el nombre de “Beatos” se conoce un corpus de copias manuscritas del Comentario al Apocalipsis que a finales del siglo VIII realizó Beato de Liébana. Este ejemplar de la BNE recibe el nombre de sus promotores, Fernando I y Sancha. Los monarcas son mencionados en el colofón (fol. 316r) –donde se designa también la fecha del Beato (1047)– y nuevamente en el laberinto (fol. 7r). El de Fernando I y Sancha es uno de los pocos Beatos de encargo regio, y su factura material y riqueza artística dan cuenta de una cuidada realización.
El manuscrito está custodiado en la BNE desde los orígenes de esta institución. La signatura que lo identifica (Vitr/14-2), evoca que una vez estuvo en la sala de manuscritos de la actual Sede de Recoletos tras una vitrina: allí se guardaban y exhibían los códices más valiosos. Actualmente se encuentra bajo estrictas medidas de conservación. Accesible solo a investigadores, su digitalización en la Biblioteca Digital Hispánica y su copia facsimilar permiten el acceso al ejemplar y su disfrute. Convertir este Beato en eje cardinal de esta exposición consigue acercar al público al manuscrito original. El objetivo de la muestra es bucear entre sus folios para descubrir una de las obras artísticas más fascinantes de la Alta Edad Media, protagonista, además, de una parte fundamental de la historia del libro medieval iluminado.
Como cualquier bien cultural, el manuscrito del
Beato de Fernando I y Sancha no es solo aquello que fue en su origen. El paso de la historia y las manos de los que lo consultaron son responsables de sus modificaciones y, especialmente, del valor que hoy le asignamos. Las marcas dejadas en él y a las fuentes documentales que lo referencian revelan la constante atención que despertó a lo largo de los siglos; la reconstrucción de su biografía descubre una azarosa vida desde que fuera ejecutado en un
scriptorium regio leonés, para el monasterio
San Juan Bautista de León (actual
San Isidoro de León).
Aún estaba allí cuando en 1572 pasó Ambrosio de Morales quien, por encargo de Felipe II, realizaba un viaje de estudio por los reinos de León, Galicia y Asturias. A Morales le debemos el renacer del interés por los Beatos y la atribución de la autoría a Beato de Liébana. La obra le pareció “dignísima de andar impresa” 1765), y pronto el códice inició su periplo: de León a Madrid, Toledo, Plasencia (Cáceres) y Mondéjar (Guadalajara). Gaspar Ibáñez de Segovia, marqués de Mondéjar (1628-1708), fue su último propietario. Su biblioteca fue incautada por Felipe V durante la guerra de Sucesión, pasando así el Beato de Fernando I y Sancha a la Biblioteca Real, germen de los fondos librarios de la actual Biblioteca Nacional de España.
En el siglo XVIII,
Juan de Ferreras (1652-1735), bibliotecario mayor, realizó una
copia manuscrita del
Beato de Fernando I y Sancha. Esta también se conserva en la BNE (Mss/4031), y en su cotejo con el ejemplar medieval resulta sorprendentemente distinta:
Ferreras prescindió de las imágenes. Su objetivo sería muy probablemente el de llevar a la imprenta el
Comentario al Apocalipsis de
Beato de Liébana. Por entonces, la aproximación académica al manuscrito medieval priorizaba el texto sobre las iluminaciones. Además, las que incluía el
Beato de Fernando I y Sancha resultaban excesivamente extrañas, como se desprende del comentario del pintor
Antonio Palomino (1653-1726), quien las tachó de “cosa tan indigna, y abominable en el arte, que no se pueden mirar sin risa, ó [sic] sin desprecio” (El Museo Pictórico…, 1715-1724).-
Con su llegada a
Madrid, el viaje del
Beato de Fernando I y Sancha no había culminado; aún le esperaba el más dramático de su historia. Durante la guerra civil española, gran parte del tesoro artístico fue evacuado de los museos y bibliotecas para protegerlo de los bombardeos de los que la
Biblioteca Nacional de España fue también víctima
. Wenceslao Roces, Subsecretario del Ministerio de Instrucción Pública, dispuso que bajo la dirección y custodia del Director de la Biblioteca Nacional,
Tomás Navarro Tomás (1936-1939), se trasladaran a
Valencia “los fondos que se consideren más indicados para ser objeto de esta medida”.
Julián Paz y Espeso, Jefe de la Sección de Manuscritos, fue el encargado de seleccionar los códices que encontrarían su salvaguarda fuera de la capital. Se evacuaron un total de
5.349 volúmenes en cajas.
El Beato de Fernando I y Sancha lo hizo en la caja n.º 54, el Día de Navidad de 1936. El desarrollo de la guerra forzó al Gobierno de la República a seguir trasladando el tesoro artístico español, hasta su exilio. En 1939, al término de la contienda, las obras regresaron y, entre ellas, el
Beato de Fernando I y Sancha a la BNE.
Hoy los Beatos han trascendido toda frontera. En 2015, la UNESCO incluyó los Beatos conservados en España y Portugal en el registro de la Memoria del Mundo.
Los viajes del Códice
Beato de Liébana. Códice de Fernando I y Dña. Sancha. Manuscristo, 1047.
Realizado posiblemente en el sceiptorium regio de León para el monasterio de San Juan Bautista (actual San Isidoro). este ejemplar es uno de los escasos Beatos de patrimonio real. Sus promotores, que le dan nombre, figuran en la página-tapiz del "laberinto" (fo. 7r) y en el colofón (fol, 316r), aquí junto al copista Facundo. Su biografía condensa el viaje que los Beatos han realizado desde los scriptoria monásticos a los museos, bibliotecas y colecciones en los que hoy se conservan.
Manuel Gómez Moreno. Los Beatos integraban el "museo mozárabe" de este libro, hijo de su tiempo y de una necesaria definición de la identidad cultural española. Según el historiador del arte, los Beatos, "llenos de arcos de herradura, alguna vez con sus deovelas alternadas blancas y rojas, otros arcos de lóbulos, almenaras escalonadas, puertas con cerrojos, como los que aún subsisten morunos
18 Exposición histórica del libro español: un milenio del libro hispánico.
Celebrado en 1952 con motivo del Congreso Ibero-Americano de Archivos, Bibliotecas y Propiedad Intelectual, la exposición, de la que conservamos dibujos, recogía mil años del libro español. La Guía del Visitante recuerda que se Expusieron varios Beatos, señalados entre "los conjuntos de mayor interés" y, concretamente el Códice de Fernando I y Sancha, como "una de las copias más completas y ricas (...) y la más primorosa en cuanto a técnica.
Ambrosio de Morales. En 1552, por encargo de Felipe II, el humanista Ambrosio de Morales emprendió un viaje de estudio por los reinos de León, Galicia y Asturias. Como resultado, escribió un relación conservado en copias manuscritas
Manuel Gómez Moreno. Iglesias mozárabes. ARTE ESPAÑOL E LOS SIGLOS IX A XI. Los Beatos integraban el "museo mozárabe" de este libro, hijo de su tiempo y de una necesaria definición de la identidad cultural española. Según el historiador del arte, los Beatos, "llenos de arcos de herradura, alguna vez con más dovelas alternadas blancas y rojas, otros arcos de lóbulos, almenas escalonadas, puertas con cerrojos. muñecos fondo azul cáliz
Antonio Palomino de Castro y Velasco. En la Biblioteca Real de Felipe V, Antonio Palomino contempló el Beato de Fernando I y Sancha.
Julián Paz. Relación de los fondos del Departamento de Manuscritos de la Biblioteca Nacional que se remiten a Valencia en cumplimiento de la Orden Ministerial de 22 de noviembre último... En Madrid, a 25 de diciembre de 1936.
Durante la guerra civil española el Gobierno de la Republica evacuó parte del tesoro artístico de Madrid. El día de Navidad de 1936, Julián Paz firmaba la relación de obras que saldrián de la Biblioteca Nacional. El Beato de Fernando I y Sancha lo hizo en la caja nº 54, indexado con el nº 1. Una anotación manuscrita indica que había sido "hecha"; otra su seguimiento. Aunque el destino inicial fue Valencia, tan preciada carga terminó evacuada a Ginebra.
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