viernes, 27 de noviembre de 2020

Castillo de La Alameda de Osuna

Calle de Antonio Sancha, 1
🚇 Metro: Alameda de Osuna, El Capricho

El castillo-fortaleza de la Alameda, también referido, como castillo de Barajas o castillo de los Zapata, está situado en el barrio de Alameda de Osuna dentro del actual distrito madrileño de Barajas. Fue erigido en el siglo XV en la aldea de La Alameda, una aldea de repoblación del siglo XIII.

Bajo el castillo existió un poblado datado del 2.000 a.C., el cual se encontraba en una excelente posición sobre el arroyo de Rejas, dominando el paso de la ruta hacia el valle del Ebro. Posteriormente reocupado varias veces durante época romana y medieval. En esta última época surgió la aldea de La Alameda, entregada a finales del  s. XIV en señorío a la familia Mendoza, incluyéndose en dicho señorío la aldea de Barajas.

Se baraja que fuese Diego Hurtado de Mendoza quien mandara construir el castillo junto a la aldea para simbolizar su dominio de la zona. Éste fue construido entre 1431 y 1476, fecha esta última en la que figura "como refugio de los partidarios de la Beltraneja cuando perdieron Madrid" tras la batalla de Toro, según consta en la documentación de la época. Posteriormente fue otorgado como dote por el rey Juan II de Castilla a Inés de Ayala y Ruiz Sanz Zapata, pasando de este modo a los Zapata, familia vinculada al patriciado urbano del Madrid bajomedieval.

Se supone que su emplazamiento estaría originalmente en medio del típico bosque de encinas de la zona. Cuando los Zapata se emparentaron con la poderosa familia de los Mendoza, Francisco Zapata y Cisneros, el mayordomo de Felipe II y presidente del Consejo de Castilla, fue en 1575 nombrado I conde de Barajas y señor de la Alameda.

 En 1575, el conde encargó su ampliación y reforma para convertirlo en palacio renacentista con un espléndido jardín. Se levantó la torre del homenaje, se construyeron nuevas crujías en los laterales oriental y meridional y se abrieron vanos más amplios y luminosos. Así mismo, se convirtió el foso en un jardín.

En 1586 y debido a sus cargos públicos, se trasladó a Madrid y encargó al arquitecto toledano Nicolás de Vergara más reformas. Cuando se empieza a construir el parque de El Capricho, propiedad de la duquesa María Josefa Pimentel y Téllez-Girón, se usan materiales procedentes del recinto. 

Su deterioro se hizo especialmente visible en el siglo XIX, cuando fue expoliado y sus materiales empleados para la construcción del panteón de los Fernán Núñez, familia que heredó el título nobiliario del condado de Barajas. En la primera mitad del siglo XX volvió a sufrir nuevos daños, durante la guerra civil, al instalarse junto a él un nido de ametralladoras, formando parte del sistema defensivo del alto mando republicano asentado en El Capricho.

Entre 1988 y 1989 el arquitecto municipal Pedro Herrero Pintó tomó algunas medidas para consolidar las estructuras que aún quedaban en pie.
Está considerado Bien de Interés Cultural. Depende del Departamento de Museos del Ayuntamiento de Madrid. Su titularidad corresponde al Ayuntamiento de Madrid, que lo adquirió por cesión urbanística. Esta construcción, que se encontraba en estado de semirruina, es una de las cuatro fortificaciones medievales que se conservan dentro del término municipal madrileño, junto con el castillo de Viñuelas y los restos de la muralla árabe y cristiana de la capital.  A partir de 1996 se realizaron en el lugar y en sus inmediaciones excavaciones arqueológicas que revelaron restos de asentamientos desde la Edad del Bronce hasta la época romana y en la actualidad se encuentra parcialmente restaurado.
 
Se accede al castillo de la Alameda de Osuna a través de la Avenida de Logroño, que comunica la CN-II (Carretera de Barcelona) con Barajas. La fortificación se haya inscrita actualmente en la manzana formada por dicha avenida y las calles Joaquín Ibarra, Antonio Sancha y Manuel Aguilar.
 








Panteón de los Fernán-Núñez  
El título de Condes de Barajas pasó a manos del Conde de Fernán-Núñez en 1785, primo de la condesa, al morir ésta sin descendencia. También pasaron la finca y el castillo, aunque éste ya estaba abandonado.
En 1898, la Duquesa de Fernán-Núñez decidió edificar junto al castillo un panteón familiar, aún hoy propiedad de la familia, bien conservado y en uso. Se trata de una pequeña capilla de estilo neogótico, muy en boga afinales del siglo XIX. La duquesa encargó la capilla al arquitecto madrileño el Marqués de Cubas.
Destacan cuatro grandes mausoleos, dispuestos dos a cada lado de la nave bajo los huecos de la bóveda. Son obra del escultor Elías Martín Riesco.
Todo el conjunto está rodeado por un muro de ladrillo y piedra, la piedra salió del castillo que se uso como cantera.
El Panteón fue bendecido solemnemente el día 25 de Noviembre de 1883. Doña María de las Mercedes Anchorena y Uriburu, V duquesa consorte de Fernán Núñez, recibe aquí sepultura en abril de 1988, es el último enterramiento realizado.



Parroquia de Santa Catalina de Alejandría

Hay constancia de la existencia de una Iglesia en la Villa de la Alameda, anexa a la parroquia de San Pedro de Barajas, con la advocación de Santa Catalina, virgen y mártir, ya desde el siglo XVI.
La población de La Alameda vivían en el siglo XVI un centenar de familias que atendían los servicios del Castillo Palacio de Osuna.
Sufrió un importante incendio en 1782. En 1936 fue utilizada como almacén por el Estado Mayor del Ejército del Centro, bajo el mando del general Miaja, situado en refugios antiaéreos subterráneos construidos bajo el muy cercano Jardín del Capricho.
Ha sido restaurada y remodelada en varias ocasiones, quedando ya muy poco del antiguo templo del siglo XVI. En 1985 se construyó un nuevo edificio en ladrillo, anexo a la antigua capilla, con varias dependencias, que permitió también agrandar lateralmente la misma capilla para poder satisfacer las necesidades crecientes del barrio. La última remodelación tuvo lugar en 1996, en la que se restauró a fondo y se consolidó el templo antiguo.





 

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Fortificaciones medievales de de la Comunidad de Madrid

La Comunidad de Madrid forma parte de la meseta castellana y ha sido siempre lugar de paso entre sus dos mitades, separadas por la sierra de Guadarrama  y  a  cuyos  pies  se encuentra  el  castillo de Manzanares.

Castillo de Manzanares
Comparte, por tanto, con este vasto territorio, una buena porción de su historia. Y no sólo durante la Edad Media, época en que sucesivamente estuvo situada dentro de dos importantes entidades políticas: al-Andalus y el Reino de Castilla y León, constituyendo durante un tiempo la frontera entre ambas.
Testigos de esta historia han sido y son las construcciones defensivas, las fortificaciones quizás uno de los vestigios más significativos de nuestra Historía.

 A través de ellas podemos reconstruir cómo se ocupaba el territorio o cómo se delimitaba un asentamiento, qué capacidad tenía una sociedad para emprender grandes obras colectivas y cómo se organizaba.
Esta larga historia ha dejado sobre el territorio un buen número de construcciones de este tipo, algunas aún en pie, otras recuperadas por la arqueología.
Los castillos y las murallas medievales son las fortificaciones más conocidas.
Con el tiempo, estos sistemas defensivos, las fortificaciones, sirvieron para marcar el límite entre territorios y llegaron a representar el poder y la fuerza de quienes las construían


Durante el siglo X, las incursiones castellanas desde el norte, a través de los pasos de la sierra (especialmentede Somosierra), se hacen más frecuentes y amenazan la estabilidad de las ciudades y aldeas de la frontera andalusí. Al mismo tiempo, el poder central de los omeyas, gobernantes de al-Andalus, se consolida al proclamar el califato occidental. Para mejorar la unidad del nuevo estado y su defensa, refuerzan el ejército y la red de fortificaciones que permite proteger y controlar el territorio. Entre estas mejoras, se encuentra la construcción de un vasto sistema de atalayas situadas en los accesos del sector central de la frontera (Marca Media), desde Medinaceli (Soria) hasta Talavera (Toledo). Estas atalayas (torres de vigía) se distinguen por su forma cilíndrica y su posición en puntos elevados con buena visibilidad. Muchas de ellas se divisan entre sí. En caso de ataque, se transmitían de unas a otras la señal mediante fuegos hasta conseguir alertar a los defensores de las poblaciones cercanas.

Atalaya de Torrepedrera o del Berrueco. El Berrueco
Esta atalaya ha sido reconstruida en fechas recientes. La  altura conservada es de 10 m. y no conservaba restos del hueco de entrada, que ha sido recreado siguiendo el modelo de otras atalayas próximas. Está situada en el extremo sur del término municipal de El Berrueco, en la cima de uncerro de 1.030 m. de altitud. Se accede a ella desde la carretera de Torrelaguna a El Berrueco (M-133), a través del ramal (M-131) que conducehacia la presa y pueblo de El Atazar, que bordea la finca ganadera en la que está emplazado el monumento

Atalaya de Arrebatacapas. Torrelaguna.
La altura conservada es de 11,20 m. Está erigida sobre una zarpa a fin de proporcionar una base regular a la obra. La atalaya de Arrebatacapas ha proporcionado distintos elementos para su datación, como los fragmentos de cerámica aparecidos en su interior, que se corresponden con producciones del siglo X. Se practicó además la prueba del Carbono-14 a los restos de madera de un rollizo conservado en el muro, que arrojó una fecha en torno al año 1.000. Está situada al noroeste del casco urbano de  Torrelaguna, en las proximidades de la carretera local de Torrelaguna a El Berrueco, accediéndose a la misma a través de una pista forestal. Está erigida en la cuerda de una loma situada a 20 m de altitud.

Atalaya de Venturada. Venturada
La atalaya se asienta sobre un afloramiento rocoso que fue regularizado mediante la construcción de una zarpa. En el hueco de entrada se conserva una gorronera que indica que la atalaya se cerraba mediante una puerta de madera de dos hojas. Se encuentra a la altura del kilómetro 49 de la carretera nacional Madrid-Irún (A-1), en las proximidades del acceso principal a la urbanización “Cotos de Monterrey”. Se ubica en la cima de un monte poblado de encinas que se eleva un centenar de metros sobre el terreno circundante

Atalaya del Vellón. El Vellón
Recientemente restaurada. Tenía tres niveles de pisos, cada uno de ellos con una altura próxima a 2,50 m, a juzgar por los huecos de los rollizos (vigasque sostenían los suelos de madera) que se aprecian en el muro. Conserva el hueco adintelado de la entrada original. Se encuentra a la altura del  kilómetro 4,5 de la carretera local M-122, entre El Vellón y El Espartal.

Atalaya de Torrelaguna. Torrelaguna
Se trataba de una torre cilíndrica, hoy desaparecida, que aparece representada en un dibujo del año 1629. Existen referencias a que aún estaba en pie a mediados del siglo XIX. Aunque su función original fuese otra, los primeros habitantes  de Torrelaguna debieron aprovecharla como punto defensivo en torno al que agrupar sus casas. Luego la aldea fue creciendo de forma radial a partir de ese punto. Esto sucedió ya tras la conquista castellana, durante el proceso de repoblación (siglos XII-XIII). En la zona soriana, existen otros casos similares. Se encontraba en el centro del casco antiguo de Torrelaguna, muy próxima a la actual iglesia parroquial (junto al ábside donde hoy existe una plazuela).
 
Atalaya del Molar. El Molar
Aunque en la actualidad no quedan vestigios de ella, su existencia está atestiguada por un documento del año 1786 en el que se menciona una  atalaya de cal y canto bastante elevada que estaba situada en la cima de un cerro a un cuarto de legua del pueblo. Además, el cerro conserva su nombre. Seguramente fue destruida al construirse la carretera, hoy en desuso, que unía El Molar y San Agustín de
Guadalix
siguiendo la línea de cerros que separa ambas poblaciones. Se encontraba en la cima de una elevación situada al norte del casco urbano de El Molar (a 881 m de altitud).

Atalaya del Collado de la Torrecilla. Hoyo de Manzanares.
Se encuentra en estado de ruina avanzada, conservando únicamente seis hiladas y trazas de un cuerpo rectangular adosado. Un documento fechado en el año 1275 cita la "Torrecilla de Navahuerta" y el "Castillejo", que podrían identificarse con las atalayas de Hoyo de Manzanares y Torrelodones respectivamente. La atalaya del Collado de la Torrecilla aparece citada también en el Libro de la Montería de Alfonso XI (siglo XIV). Está ubicada en las estribaciones orientales de la Sierra de Hoyo de Manzanares y más concretamente en el Collado de la Torrecilla, paraje hoy día situado dentro del campo de maniobras de la Academia del Cuerpo de Ingenieros.

Atalaya de Torrelodones. Torrelodones.
Se encuentra completamente reconstruida, habiendo sufrido diversas modificaciones respecto a su esquema primitivo. En el cuerpo rectangular adosado, por ejemplo, se han abierto huecos para ventanas y se han añadido merlones en sus esquinas. En el cuerpo cilíndrico se han producido modificaciones en su distribución interior y se ha añadido un pretil en su coronación. La atalaya se ubica al suroeste del casco urbano de Torrelodones, del que queda separada por la Carretera Nacional VI. En la actualidad se encuentra dentro de los terrenos de la Urbanización "Las Marías". El acceso al monumento desde Torrelodones se realiza desde la carretera de Torrelodones a Galapagar, una vez cruzado el puente sobre la A-6.
 
Atalaya de Peña Muñana. Cadalso de los Vidrios.
Apenas quedan unos restos del zócalo de la torre, situada en el flanco sudeste del cerro. En el mismo lugar, existe un buen ejemplo de los llamados "poblados de altura", asentamientos que suelen ocupar cerros aislados de difícil acceso y dotados de defensas naturales, que eran ocupados por pequeños grupos humanos dedicados al pastoreo estacional. El lugar se compone de tres cabezos graníticos separados por una explanada central, quedando el espacio existente entre las peñas cerrado por un muro de piedra colocada a hueso. El acceso al poblado probablemente se efectuaba por el flanco norte. Se desconocen la estructura interior del asentamiento y su cronología. Su estructura es similar a la del Cerro de la Cabeza (La Cabrera), de la Edad del Bronce. Aunque es posible que haya tenido también una ocupación de época medieval. El cerro de "Peña Muñana" está situado al este del casco urbano de Cadalso de los Vidrios. Se accede a la cima del mismo por una estrecha senda no señalizada que existe en su cara norte.

Malsobaco. Paracuellos del Jarama.
Construida en el siglo X con una fase posterior a la conquista castellana (perteneció a la orden de Santiago). Se encuentra en estado de ruina muy avanzada, subsistiendo únicamente restos del muro perimetral, de una torre situada en el sector oeste y de un aljibe con paredes de ladrillo. Para su construcción, se empleó en algunos sectores mampostería concertada con argamasa y enlucido de tipo calcáreo (faseandalusí) y, en otros, hormigón de gran consistencia con abundantes cantos de río como relleno (fase castellana).

Cervera. Mejorada del Campo.
Construida en el siglo X. 
Los restos de esta fortificación fueron arrasados a finales de los años 70 o principios de los 80 al abrirse una cantera de áridos en la terraza fluvial donde se ubicaba. Cervera estaba emplazada al norte del casco urbano de Mejorada del Campo, en la cima de una terraza fluvial que domina la confluencia del Henares y el Jarama.

Ribas. Rivas-Vaciamadrid.
Construida en el siglo X con una fase posterior a la conquista castellana. Fue también escenario de combates durante la Guerra Civil (se conservan restos de trincheras). En la actualidad únicamente quedan algunos vestigios de la fortificación entre los que destacan un foso y restos de un aljibe excavado en la roca. El castillo de Ribas ocupaba la cima de un cerro situado en las inmediaciones de la ermita del Cristo de Rivas

Recintos amurallados: Medinas, Alcalás y Almudainas. Estos son los cuatro asentamientos andalusíes más importantes de la Comunidad de Madrid. Uno en cada valle: Talamanca en el Jarama, Alcalá en el Henares, Madrid en el Manzanares y Calatalifa en el Guadarrama. Alcalá servía de eslabón en la ruta hacia Zaragoza, junto a otras importantes fortificaciones como Guadalajara, Peñafora, Jadraque, Medinaceli y Calatayud. Y Calatalifa lo hacía en la ruta entre Segovia y Toledo, junto a Olmos y Canales (ya en la provincia toledana).

Recinto amurallado de Talamanca del Jarama. Talamanca del Jarama.
Construida en el siglo IX con una ocupación anterior de época tardo romana y visigoda, y una fase posterior a la conquista castellana. La planta del recinto amurallado de Talamanca del Jarama tenía forma de pentágono irregular, con unas dimensiones de 320 m de norte a sur y 470 m de noreste a suroeste. Los vestigios mejor conservados actualmente se encuentran en el extremo sur del casco viejo, donde subsisten varias torres, algunos tramos de la muralla y una de las puertas de la población. El recinto original andalusí era de tapial, aunque las torres tenían un zócalo escalonado de mampostería y ladrillos. El resto de las obras de piedra y ladrillos (según el modo de construcción denominado "aparejo toledano") forman parte de las reformas de los siglos XIII y XIV, mandadas ejecutar por los arzobispos de Toledo, señores de la villa tras la conquista castellana.
 
Calatalifa
Villaviciosa de Odón.
Construida en el siglo IX, con una fase posterior a la conquista castellana. Se abandonó durante la Baja Edad Media (siglos XIV-XV). En la actualidad, apenas se conservan restos visibles de la población de Calatalifa, que ha permanecido despoblada desde la Edad Media. Entre los elementos más evidentes cabe destacar dos aljibes situados en la zona elevada del recinto y en el talud que domina el cauce del río Guadarrama, así como algunos restos muy arrasados de la muralla que un día protegió el asentamiento (exhumados gracias a las excavaciones arqueológicas realizadas en el yacimiento). El enclave de Calatalifa ocupa una colina flanqueada a poniente por el curso del río Guadarrama y por el cauce de dos arroyos que discurren al norte y al sur del asentamiento. Se accede al lugar a través del Camino de los Pinares, que parte del casco de Villaviciosa de Odón hacia el suroeste (hoy al sur de la nueva circunvalación y del polígono industrial junto a ella). El yacimiento se encuentra dentro de una finca privada dedicada a la extracción de áridos de las riberas del río Guadarrama, pero se puede acceder a él sin dificultades.

Recintos amurallados medievales de Madrid.

 Construido en el siglo IX con sucesivas fases y ampliaciones de época bajomedieval y moderna. Los recintos medievales de Madrid se localizan en el extremo este del casco antiguo de la ciudad, en el espacio comprendido entre el Palacio Real, Puerta de los Moros, Puerta Cerrada y calle Arenal.
El primer recinto amurallado de Madrid se levantó en la orilla izquierda del río Manzanares, en la cima de un cerro protegido al norte y sur por barrancos y al oeste por un empinado talud que descendía en dirección al río. Encerraba en su interior una superficie de unos 40.000 m2  aproximadamente y estaba constituido por una muralla de más de dos metros de espesor construida con bloques de sílex y caliza. 
Esta muralla contaba con varias torres de planta cuadrada dispuestas cada diez o quince metros. Una representativa muestra de esta primera muralla madrileña puede observarse en el Parque de Mohamed I, donde se conserva un tramo de unos 120 metros de longitud.
El recinto cristiano, levantado probablemente durante el reinado de Alfonso VIII, abarcaba una superficie cinco veces mayor. Arrancaba de las murallas islámicas en las proximidades del Viaducto y atravesaba el barranco del arroyo de la calle de Segovia salvando las fuertes pendientes de la zona.
Muralla cristiana
 
 
 A lo largo de su recorrido, la muralla cristiana contaba con varias puertas ya desaparecidas y con torres cilíndricas. De este segundo recinto únicamente son visibles en la actualidad dos pequeños fragmentos embebidos en las medianerías de los edificios en las calles Angosta de los Mancebos y Almendro y otro en la planta sótano de la tienda de instrumentos musicales Opera-3, situada en la plaza de Isabel II.

 
 
 
Con posterioridad, se construyeron al menos otros dos recintos: uno en época de Enrique IV (siglo XV) al que pertenecía la Puerta del Sol y otro en época de Felipe II. Este último fue embellecido en el siglo XVIII con las puertas de Alcalá, Toledo y San Vicente.

 AL-QAL’AT ’ABD AL-SALAM (Alcalá la Vieja. Alcalá de Henares
Era una de las fortificaciones islámicas más importantes del valle del Henares, en la ruta que unía Toledo con Zaragoza. Sus ruinas se encuentran en un cerro amesetado situado en la orilla meridional del río Henares, a escasa distancia de la ermita del Val.
De la muralla que recorría los bordes de la meseta quedan vestigios fundamentalmente en el lateral occidental, donde se ha excavado la puerta principal. Dentro del recinto se observan algunos restos de construcciones entre las que destacan dos posibles silos y un aljibe.

La fortaleza de Al-Qal’at ’Abd al-Salam o Alcalá la Vieja se encuentra al sur de la ciudad de Alcalá de Henares, de la que está separada por el cauce del río Henares.
 

El resto de los recintos urbanos se van construyendo a lo largo del siglo XIII y del XIV: las murallas de Alcalá, de Santorcaz y de Torrelaguna, en los territorios del Arzobispado de Toledo; las de Fuentidueña, en los de la Orden de Santiago; o las de Cadalso. Existen noticias de otros recintos, pero no quedan restos. En todos estos casos, el proceso jurídico solía ser muy parecido: la localidad recibía el derecho a construir murallas a la vez que le era concedido su fuero (el título de villa o, lo que es lo mismo, su independencia municipal).

Recinto amurallado. Buitrago de Lozoya.
Siglos XII-XV El recinto amurallado de Buitrago ocupa un emplazamiento en espolón cuyos lados mayores están bañados por las aguas del río Lozoya. El flanco más desprotegido, situado al sur, está cerrado por un muro demás de tres metros de espesor y unos nueve metros de altura. En el resto del perímetro la muralla tiene un espesor de unos dos metros y una altura próxima a los seis metros, ya que cuenta con el cauce del río como defensa adicional.
Dentro del recinto delimitado por las murallas, se encuentra el castillo de los Mendoza. Es una estructura cuadrangular de 25 m. de lado que está adosada al ángulo sureste del espacio amurallado. Dispone de varias torres para su defensa y también de barrera.

 
Recinto amurallado.
Torrelaguna
Siglos XIII-XV. El recinto amurallado de Torrelaguna ha llegado a nuestros días bastante degradado, aunque su perímetro puede reconstruirse con gran aproximación gracias a la documentación gráfica y los restos conservados en distintos puntos del casco urbano. Su trazado adoptaba aproximadamente la forma de un polígono irregular de seis lados, con unas dimensiones máximas de 370 x 225 metros.
En el lado noreste, zona donde mejor se mantienen los vestigios del lienzo original, éste alcanza una altura de 8 metros y una anchura de 2. Sólo se conserva una de las antiguas puertas de la población, denominada Puerta del Cristo de Burgos o de Uceda, en el sector sur. 

La población de Torrelaguna se ubica en la falda de la Sierra de la Dehesa Vieja, prolongación de la Cuerda Largay la Sierra de la Cabrera. Se accede a ella desde Madrid a través de la A-1 y tomando luego la N-320 poco antes de alcanzar Venturada


Recinto amurallado. Alcalá de Henares.
Siglos XIII-XV. Las murallas de Alcalá de Henares alcanzaban un perímetro de casi cinco kilómetros. En su interior, junto al ángulo noroeste, se encuentra además el recinto del palacio arzobispal, de forma rectangular y dotado de torres, que estaba separado del resto del casco urbano por una muralla propia. Algunas imágenes antiguas como un grabado de Antón Van DerWyngaerde, fechado en 1565, muestran la disposición de distintos elementos del recinto que hoy no se conservan. El sistema constructivo general del recinto, típicamente alcaino, consiste en una base de mampostería con aristas reforzadas con sillares y el resto en mampostería encintada con vanos y esquinas de ladrillo. A lo largo del tiempo, se han ido realizando diversos trabajos de reparación y reconstrucción, de tal manera que en muchos casos es difícil saber si nos encontramos ante la obra original o se trata de obras de épocas posteriores. Los vestigios mejor conservados del recinto amurallado corresponden al sector del Palacio Arzobispal, cuya vinculación al estamento religioso lo mantuvo a salvo de la expansión urbanística de la ciudad.

Castillo de la Torremocha. Santorcaz
Siglos XIII-XV. 
El denominado Castillo de la Torremocha es el único vestigio que se conserva actualmente del conjunto de defensas que antiguamente rodearon la población de Santorcaz. La planta del citado castillo es ovalada para adaptarse a la plataforma natural sobre la que se asienta y sus dimensiones son de 110 x 90 metros aproximadamente. El espacio interior aparece hoy día ocupado por la iglesia de San Torcuato y una construcción privada.
Santorcaz era una villa perteneciente al Arzobispado de Toledo y dependiente de la capital de esta comarca: Alcalá de Henares. Durante el siglo XVI, el castillo fue empleado como "cárcel de nobles". Entre otros personajes ilustres, por él pasó la Princesa de Éboli, acusada de conspirar contra Felipe II.

Recinto amurallado. Cadalso de los Vidrios.
Siglos XIV-XV. 
De las antiguas defensas medievales de Cadalso de los Vidrios, apenas subsisten hoy día algunos restos integrados en las construcciones del casco antiguo como los fragmentos de lienzo y de una torre levantados con toscasillería que se pueden observar en la calle Real o Mayor. Cadalso de los Vidrios se encuentran  en el extremo oeste de la Comunidad de Madrid. 
 
Se accede a esta localidad a través de la A-5 tomando el desvío a Cadalso desde Maqueda, o desde la misma carretera nacional tomando la comarcal M-507 a la altura de Navalcarnero para seguir hacia Aldea del Fresno, Villa del Prado y Cadalso de los Vidrios.

 

Castillo Fuentidueña de Tajo
El castillo de Fuentidueña de Tajo, de la Orden de Santiago, está emplazado en un promontorio desde el que se domina la población y un tramo del valle del río Tajo. Su planta es irregular debido a la necesidad de adaptarse a la topografía del lugar. Consta de un recinto principal con unas dimensiones de 110 x 50 metros que cuenta con torres en las esquinas. Este recinto estaba rodeado parcialmente por una barrera de la que se conservan algunos vestigios en el lateral norte. El elemento que más destaca es la torre del homenaje, que ocupaba gran parte del frente septentrional del castillo. Todas las estructuras están ejecutadas con tapial, salvo las torretas de la torre del homenaje, realizadas con mampostería alternada con fajas de ladrillo; y parte de algunas torres, en cuya construcción se empleó mampostería y sillarejo. Fuentidueña era una de las plazas de la Encomienda del Tajo, dependiente de Uclés. Su papel era fundamental pues controlaba el paso del río en la ruta del Sudeste (como aún lo hace en la actualidad). Vino a sustituir a Alarilla, en la orilla opuesta, plaza de origen andalusí que había pasado a depender de la orden.

"Castillo viejo y "castillo nuevo" Manzanares el Real. 
Siglos XIV-XV. En esta localidad, existen dos fortificaciones de época medieval popularmente conocidas como "Castillos Viejo y Nuevo", una al oeste y la otra al este del casco urbano y ambas a escasa distancia del curso del río Manzanares. Los restos del llamado "Castillo Viejo" se alzan sobre una loma situada junto a la salida hacia El Boalo y Cerceda. 
 
El "Castillo Nuevo" se levanta sobre una elevación junto a la salida hacia Soto del Real. Ambos edificios siguen un esquema similar, con un recinto principal de planta cuadrada, torres circulares en tres de sus ángulos y una torre de homenaje de planta cuadrada en el ángulo restante, modelo común en la época de su construcción. Ambos pertenecieron a los Mendoza, pero no convivieron. Para construir el nuevo se desmontó el viejo, en parte para aprovechar sus piedras en la nueva construcción y en parte para no dejar un refugio a los posibles enemigos del señor. Por la fecha en que se realizó la sustitución, se puede saber que el Marqués de Santillana no pudo habitar el nuevo y hubo de hacerlo en el viejo. De éste, únicamente se conservan en la actualidad unos tres metros de alzado. 
Está realizado con mampostería de piedra local encintada con ladrillo. No se conservan elementos que permitan deducir su distribución interior. El acceso se realizaba por el lado oriental, a través de un hueco abierto en el lienzo que desembocaba en el recinto principal (45x37 m). Se desconoce si la fortificación contaba con foso y barrera. El muro sur del recinto sirve además de cierre al antiguo cementerio de la localidad.
El "Castillo Nuevo" consta  igualmente de un recinto principal de planta cuadrada (30x30 m) con torres circulares en tres de sus esquinas y una torre del homenaje de planta cuadrada en la cuarta. En su lado oriental, tiene adosado un cuerpo de forma rectangular que engloba el ábside de una iglesia que existía en el cerro con anterioridad a la construcción del castillo. Todo el conjunto está rodeado por una barrera de unos 5 m de altura.  El acceso principal al castillo se realiza por el lado occidental. Se trata de un castillo tardío, de finales del siglo XV, concebido ya como una residencia palaciega, con grandes salones, un patio porticado y una galería alta bellamente labrada con vistas al valle. Todo el interior ha sido reconstruido en los años 70.
El edificio es propiedad del Duque del Infantado, quien hacedido su uso a la Comunidad de Madrid por un periodo de 70 años.

Torreón de Fuente. LÁmpara Robledo de Chavela.
Siglos XIV-XV.
El torreón de Fuente Lámpara fue probablemente una construcción destinada a albergar a miembros de la Corte durante las cacerías que tenían lugar en estos parajes durante la Edad Media. Era una torre de planta rectangular, con unas dimensiones exteriores de11,80 x 9,60 m. Los muros, levantados con sillarejo de granito local, tenían dos metros de grosor. De esta torre únicamente subsisten en la actualidad tres o cuatro hiladas, por lo que no es posible determinar los elementos de su alzado. Durante la Guerra Civil, las ruinas del torreón fueron utilizadas para instalar un fortín de planta circular. Se encuentra a medio camino entre las localidades de Zarzalejo y Fresnedillas en el paraje conocido como Dehesa de Fuente Lámpara. El acceso al mismo se realiza a través de un camino que parte de la carretera que une a ambas localidades. Las ruinas del torreón se encuentran en una finca particular dedicada a la cría de ganado vacuno.

Castillo de la Coracera. San Martín de Valdeiglesias.
Siglo XV.
El castillo de la Coracera sigue un modelo muy extendido en la época de su construcción, con un recinto principal de planta cuadrada rematado por torreones circulares en tres de sus esquinas y una torre del homenaje de planta rectangular en la esquina restante. Esta última está reforzada con tres contrafuertes cilíndricos. Una barrera de cuatro metros de altura rodea parcialmente el conjunto. Seguramente perteneció a don Álvaro de Luna, Condestable de Castilla, en la época en que se enseñoreo de esta comarca al norte de su feudo de Escalona. El castillo fue parcialmente reconstruido por uno de sus últimos propietarios, el Barón de Sacro Lirio, siguiendo criterios bastante discutibles. Se encuentra en la zona oeste del casco antiguo de San Martín de Valdeiglesias, sobre un ligero alomamiento que desciende hacia los arroyos del Molino y la Avellaneda. En la actualidad, ha pasado a propiedad municipal. El Ayuntamiento de San Martín está llevando a cabo algunas reformas con el fin de abrirlo pronto al público.

Torreón. Arroyomolinos.
Siglo XV.
El torreón de Arroyomolinos es una construcción de planta rectangular con esquinas redondeadas, con unas dimensiones de 11,90 x 8,70m y una altura cercana a los20. Por su tamaño, estructura interna y cronología podría considerarse una típica torre del homenaje de la época. Las excavaciones realizadas en su entorno han demostrado que no estaba aislado y que, a su alrededor, se disponía una barrera con torres y un profundo foso, además de dependencias para el servicio y las caballerizas. Para su construcción, se empleo piedra en el zócalo y ladrillo para el resto. En su sobria fachada destaca la presencia de varias escaraguaitas, los restos de dos balcones amatacanados, los huecos de acceso eiluminación practicados en distintos momentos y una serie de escudos nobiliarios pertenecientes a Gonzalo Chacón y a los Reyes Católicos.
 
Castillo de Batres
Siglos XIV-XV. 
El castillo de Batres tiene una planta de forma cuadrada, con unas dimensiones de 26 x 28 m. En cada una de las esquinas, se levantan unos contrafuertes a modo de torretas. La torre del homenaje, centrada en el lateral oeste del edificio, es el elemento más significativo del conjunto. Tiene unas dimensiones de 11,00 x 7,00 metros y una altura de 25. Al interior, se dispone la estructura palaciega, con varias habitaciones en torno a un patio porticado. Fue la residencia de dos insignes escritores de los siglos XV y XVI, Pérez de Guzmán y su bisnieto Garcilaso de la Vega (su escudo de armas se encuentra sobre la puerta de entrada). Ha sido restaurado por su propietario, quien en su momento eliminó todos los añadidos antiguos para devolverlo a su primitiva estructura (según un criterio hoy discutible). Es la sede de una escuela de diseño de jardines. La fortificación se asienta sobre una meseta flanqueada por barrancos que está situada al noroeste de la población y sobre la denominada "fuente de Garcilaso", un agradable rincón romántico rodeado por una arboleda. El castillo es de propiedad privada. Se puede visitar determinados días de la semana con cita previa
 
Castillo Torrejón de Velasco.
Siglo XV.
El castillo de Torrejón de Velasco presenta un recinto rectangular, con unas dimensiones de 37x21 m. Los muros de este recinto alcanzan actualmente los 8 metros de altura y su espesor es de 1,40 m.  Tres de sus lados están jalonados por torres semicilíndricas, levantándose en el cuarto la torre del homenaje, una construcción de planta cuadrada con cuatro pisos y una altura cercana a los 20 metros. El castillo de Torrejón de Velasco es un típico castillo señorial de dimensiones discretas, con un recinto que albergaba un conjunto de dependencias adosadas repartidas en torno al patio. Recientes excavaciones arqueológicas han descubierto que además estaba rodeado por un profundo foso defensivo. Perteneció a Arias Dávila, Condes de Puñoenrostro. Se encuentra en muy mal estado de conservación, aunque se han realizado algunas intervenciones con el fin de atajar su ruina. Durante los últimos siglos, había sido empleado exclusivamente como palomar. Se encuentra a la salida de la población, a la izquierda de la carretera que conduce a Torrejón de la Calzada y al camino de Toledo. El castillo es de propiedad privada y no está acondicionado para recibir visitantes. Actualmente está rodeado de una valla metálica que impide el acceso al interior debido al peligro de desprendimientos y a la existencia de algún pozo sin señalización. 

Torreón Pinto.  Pinto
Siglo XV. 
El torreón de Pinto es una construcción de planta rectangular con esquinas redondeadas y levantada con sillarejo de piedra caliza. Sus dimensiones son de 16,50 x10 metros y su altura próxima a los 25 metros. En la actualidad el acceso al torreón se realiza por una puerta abierta en la base. Originalmente, sin embargo, el acceso se efectuaba por un hueco rematado por un arco de medio punto situado a unos seis metros de altura. El espacio interior se divide entres cámaras cubiertas con bóvedas de cañón. El torreón está rematado por un alero de canecillos escalonados y por unas molduras concéntricas que eran los apoyos de escaraguaitas desaparecidas tiempo atrás. Aunque no se han realizado excavaciones arqueológicas en su entorno que lo confirmen, lo más probable es que, como sucede en Arroyomolinos y Villarejo, la torre contase con otras dependencias y estructuras defensivas que se han perdido. Perteneció a los Duques de Arévalo. Se encuentra en el extremo noroeste de la población, junto a la estación de ferrocarril. Es de propiedad privada y no está habilitado para su visita ni protección alguna.

Castillo Villarejo de Salvanés.
Siglos XIV-XV.
El castillo de Villarejo está formado por una gran torre central de 16 metros de lado y una altura de 22 metros aproximadamente. Sus aristas y el centro de sus cuatro laterales están flanqueados por ocho grandes contrafuertes cilíndricos que contribuyen a aumentar la sensación de verticalidad. Una camisa de planta cuadrada con torres cilíndricas en los ángulos rodeaba en otro tiempo este torreón. Actualmente tiene cinco plantas, aunque las fuentes antiguas hablan solamente de tres más un sótano. Fue reconstruido durante los años 70, seguramente de forma poco rigurosa. El remate del torreón es una gran moldura corrida apoyada sobre arquillos ciegos y matacanes de factura moderna que reproduce su disposición primitiva. Perteneció a la Orden de Santiago y, como Fuentidueña, a su Encomienda del Tajo. Durante el siglo XVI, fue añadido otro recinto en cuyo interior se alzaba un palacio o conventual de la orden. La fortificación se encuentra frente a la antigua iglesia parroquial de Villarejo de Salvanés.
 
Castillo Perales de Tajuña.
 Siglos XIV-XV.
Del castillo de Perales de Tajuña apenas subsisten en la actualidad algunos vestigios como el cimiento de uno de sus muros y una torre angular de mampostería concertada que hoy aparecen embebidos entre las construcciones del casco antiguo. Es posible que estos restos pertenecieran a una fortificación de escasas dimensiones con planta cuadrangular y torreones en las esquinas, aunque la escasa entidad de los elementos citados impide afirmarlo rotundamente. También existen noticias de que el castillo se encontraba en el extremo de un recinto urbano del que sólo quedaría el nombre de alguna de sus puertas, pero ningún resto constructivo visible. La villa perteneció al Arzobispado de Toledo. Los restos de la torre angular pueden observarse desde la vía pública, en el flanco meridional del casco antiguo.

Castillo de la Alameda de Osuna
Madrid, distrito municipal de Barajas. Mediados del siglo XV.
El castillo de la Alameda de Osuna es una pequeña fortificación señorial que perteneció a la familia Zapata. Consta de un recinto principal de planta cuadrada con torres en dos de sus esquinas. De ellas, la mejor conservada es la que está situada en el extremo sureste, que tiene planta circular y unos ocho metros de altura. En el extremo opuesto se levantaba la torre del homenaje, una imponente construcción de la que únicamente subsisten en la actualidad parte de cimientos, ya que fue demolida probablemente a finales del siglo XVIII. El conjunto estaba rodeado por una barrera de la que aún existen restos muy arrasados y por un foso que todavía es apreciable en dos de sus lados.

Castillo de Casasola. Chinchón. Situado en un escarpe al sur del río Tajuña, y pese a su aspecto de castillo "fronterizo", es en realidad un castillo señorial de mediados del siglo XV. Conserva aún la torre del homenaje, los muros del flanco meridional de su recinto, el foso y el puente que servía para cruzarlo. Todo el flanco norte se ha perdido como consecuencia de los derrumbes del reborde yesífero sobre el que se asienta. El castillo fue obra de Juan de Contreras, un notable segoviano que decidió establecer un señorío sin licencia en estas tierras, todavía dependientes del Sexmo de Valdemoro y, por tanto, del Concejo de Segovia (luego pasarían al Marqués de Moya). Las quejas de los chinchoneses al rey hicieron que éste obligara a Contreras a abandonar su empeño. Su estado de conservación es mejor de lo que se aprecia a simple vista. Esta construido con materiales extraídos del propio reborde (seguramente los que se sacaban del foso al excavarlo servían para ir simultáneamente alzando los muros), lo que hace que los restos se mimeticen hasta confundirse con el zócalo geológico. De todas formas, sus propietarios actuales no ocupan los edificios antiguos y usan una casa construida en el interior del recinto (casa que desvirtúa, por otro lado, el aspecto del monumento). Además, el acceso no está permitido a los visitantes. Se puede llegar hasta la base del castillo por la carretera de Titulcia a Chinchón, tomando después una pista a la izquierda, nada más cruzar el Tajuña.
 
Castillo de Buitrago del Lozoya

Fue construido en estilo gótico-mudéjar en el siglo XV, en el marco del recinto amurallado de la localidad, a orillas del río Lozoya.
La construcción que ha llegado hasta nuestros días data del siglo XV, si bien cabe suponer que hubo una fortaleza anterior, de origen musulmán. Al menos así se desprende de las primeras referencias escritas, que aparecen en el siglo XII, en tiempos de Alfonso VIII de Castilla.
La fortificación primitiva pudo tener un activo papel repoblador a partir del año 1085, año en el que Buitrago del Lozoya pasó a manos cristianas. El castillo quedó vinculado, desde la Reconquista, con la poderosa familia de los Mendoza, que constituyó la Comunidad de Villa y Tierra de Buitrago,
Entre sus visitantes y moradores ilustres, figuran el literato prerrenacentista Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana y conde del Real de Manzanares, y Juana la Beltraneja. El primero frecuentaba el lugar, donde organizaba numerosas fiestas y eventos sociales, y la segunda lo habitó, invitada por los Mendoza, en el contexto de sus disputas con Isabel la Católica por el trono de la Corona de Castilla.
El castillo de Buitrago del Lozoya sufrió daños de consideración durante la guerra de la Independencia.
El castillo se alza sobre la esquina sureste de la muralla que rodea el casco histórico de Buitrago del Lozoya, a la que ocupa parcialmente. Sus materiales de construcción (ladrillo, cal y piedra) dan cuenta de su influencia musulmana. La estructura original se conserva parcialmente y se encuentra en proceso de restauración. Algunos de sus elementos son utilizados para fines sociales o festivos. Su titularidad corresponde a la Comunidad de Madrid, que permite su visita, previa cita.

Fue declarado Monumento Nacional en 1931, junto con la muralla. También se encuentra protegido por las declaraciones de Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural de las que fue objeto la villa de Buitrago del Lozoya el 11 de abril de 1993.
 
El ocaso de la fortificación medieval. Fortificaciones del siglo XVI
 

Castillo de  Chinchón
Castillos del siglo XVI Chinchón y Villaviciosa. Durante la Edad Moderna se construyeron palacios señoriales con un aspecto que recuerda a sus precedentes medievales: el castillo de Viñuelas (Madrid), el castillo de Aldovea (Torrejón), el palacio de Mirabel (Manjirón) o el palacio del Marqués de Valderas (Alcorcón). 
Castillo Villaviciosa de Odón
Además, existen dos palacios cuya estructura fortificada es algo más que para apariencia, en parte porque son los más antiguos de este periodo (segunda mitad del siglo XVI) y en parte porque vinieron a sustituir a dos castillos anteriores destruidos durante la Guerra de las Comunidades (a principios del propio siglo XVI). Se trata de los castillos del Marqués de Moya y Conde de Chinchón en Villaviciosa de Odón (actual Archivo del Ejército del Aire) y precisamente Chinchón.

Fuente del texto y fotos: Comunidad de Madrid

© Ángela

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...